viernes, 13 de marzo de 2015

Banda Sonora: Puro vicio (Inherent Vice) de Jonny Greenwood








      La aparición de Jonny Greenwood es lo más relevante que ha ocurrido en  el panorama de la banda sonora  cinematográfica de los últimos años. Greenwood, guitarrista del grupo de rock Radiohead, irrumpió en el mundo del cine en 2008 con la música de Pozos de ambición (There Will Be Blood), una composición sombría y ominosa que  dominaba las imágenes de la película de Paul Thomas Anderson como un cielo que sugiere premoniciones  de tormenta. En esa película, y en The Master, su siguiente colaboración con Anderson, la música de Greenwood estaba sometida a la influencia de Krzysztof Penderecki, un compositor modernista polaco al que Greenwood profesa la misma devoción que muchos de sus fans profesan a Radiohead. (Puede que no te suene el nombre de Penderecki, pero seguro que has escuchado su música en bandas sonoras de películas como El exorcista y El resplandor) Pero la tercera colaboración de Anderson y Greenwood requería un cambio de estilo. Puro vicio (insultante título español, muchas gracias, Warner), adaptación de la novela de Thomas Pynchon titulada en España Vicio propio, necesitaba, en palabras del director, “La atmósfera ligeramente siniestra de una banda sonora orquestal de una de las viejas películas de Warner Brothers”. Clásica, envolvente, romántica y suntuosa. Así es la composición de Greenwood para Puro vicio, una banda sonora que parece extraída de un melodrama noir de lo años cuarenta.



    Lo que es curioso, porque la película se desarrolla en los años setenta, es más, la época y el lugar (la california del fin de la cultura hippie) son sus verdaderos protagonistas. Es una película de patillas pobladas, amplias solapas, aroma a marihuana: una exploración quizá un poco exagerada de la cultura playera en la que surferos, saxofonistas y sacerdotisas de algún culto espiritual apuran los últimos vientos de los años sesenta entre ráfagas de paranoia. El personaje principal  es “Doc” Sportello, un detective privado aficionado a la marihuana y con una actitud, en general relajada. “Doc” recibe la visita de una de sus exnovias, quien le encarga investigar la desaparición de su actual pareja, un oscuro promotor inmobiliario. El hilo de la investigación conducirá a “Doc”, como no,  a una incomprensible conspiración en la que está implicada una siniestra organización clandestina de dentistas, varios cárteles de la droga y personajes que se mueven en un estado incierto entre la vida y la muerte. Es una rememoración distorsionada de una época desaparecida, y musicalmente, una versión distorsionada de los años setenta es lo que podemos encontrar en el tema de Can “Vitamin C”: un ritmo funky y psicodélico extrañamente bailable con una intrigante letra gritada en un inglés fuertemente acentuado. “Hey you! You’re losing, you’re losing, you’re losing, you’re losing your vitamin C!” “No tengo ni idea de lo que dice la letra de Vitamin C” Dice Anderson- “Pero me parece ideal. Las dos cosas más importantes de esa canción son el ritmo y la paranoia. ¡Vaya combinación!”.


Otras canciones acompañan a “Vitamin C” en su objetivo de evocar una época: el country nostálgico de Neil Young en “Journey Through the Past”, el exotismo tropical de Lex Baker en “Simba”, el soul de la versión de “Any Day Now” interpretada por Chuck Jackson. Muchas de esas canciones no son representativas de los años setenta, dado que fueron éxitos en temporadas anteriores, pero contribuyen igualmente al espíritu del momento. “Esa variedad partió de Pynchon. – Explica AndersonSi dependiera solamente de mi, hubiera metido un montón de canciones de lo 70. Pero si piensas en la época en la que se desarrolla la película, la radio está poniendo una gran variedad de música, más allá de los éxitos de la época. Trabajar a partir del libro me permitió partir de un lugar desde el que no iba a tratar de replicar la época de una manera tan obvia. Y luego está el sonido de las canciones. La canción de The Cascades “Rythmn of the Rain” tiene realmente un sonido genial. Me encanta ese instrumento tintineante que suena como un cruce entre un vibráfono y un xilófono de una banda de marchas. Es simplemente un sonido genial. Y creo que las canciones hacen la película más sentimental, en un buen sentido. Hay verdadera dulzura en ellas.”


Puro vicio es la primera adaptación al cine de una obra de Pynchon, famoso por su carácter huraño y por los intrincados laberintos de sus tramas. Vicio propio es su novela más accesible, lo que facilita la tarea de adaptación. Aunque Anderson no renuncia a la densidad de la trama, tiene más difícil incorporar el otro aspecto más característico del autor: su elaborado estilo literario, compuesto por frases largas y sonoras que hacen piruetas por el alambre antes de llegar a lugares inesperados. La solución que ha encontrado el director es introducir la figura de una narradora, interpretada por la arpista indie e insospechado icono de moda Joanna Newsom, con el fin de recitar fragmentos de la narración  de Pynchon.  Para la banda sonora, Greenwood ha decidido combinar la voz de Newsom con un viejo tema de Radiohead que la banda nunca llegó a grabar, Spooks. Greenwood ha adaptado este temas para la ocasión con una versión protagonizada por un sonido de guitarra tranquilo y relajante.