lunes, 5 de julio de 2010

Air Doll

T.O: Kuki ningyo
Dir: Hirokazu Kore-eda
Int: Doo-na Bae, Arata, Itsuji Itao
Japón, 2009, 126'

Los aficionados a las fábulas contemporáneas disfrutarán de "Air Doll", en la que Hirozaku Kore-eda nos cuenta cómo una muñeca hinchable descubre que tiene corazón. Nozomi (Doo-na Bae) es un modelo barato que le sirve de consuelo y compañía a su dueño, un hombre de mediana edad temeroso de relacionarse con personas de carne y hueso. Pero un día, Nozomi se levanta de la cama y comienza a andar hacia la ventana, intentando descubrir en qué demonios consiste estar viva. Esta historia puede parecer un cambio de registro importante para el director japonés,pero no lo es tanto en el fondo, porque entre sus pliegues aparece la preocupación por radiografiar el conflictivo estado de las relaciones personales en la hiperactiva sociedad contemporanea, como había hecho en "Nadie Sabe" (2004) o "Still walking" (2008).

Basada en un manga de apenas 20 páginas (lo que hace que Kore-eda ralentice notablemente algunas fases de la historia, decantándose por construir secuencias contemplativas), la película está fotografiada por Mark Lee Ping Bing, lo que es una garantía de placer para la vista. El director utiliza varias de las señas distintivas del operador taiwanes: los travellings lentos y envolventes; y la filmación a través de objetos y velos: la secuencia en que la muñeca se nos aparece por primera vez como una persona de carne y hueso está construida con un sabio uso de esos recursos. El otro elemento clave de la película es la interpretación de la actriz coreana Doo-na Bae: en un registro de pura pantomima transmite la indefinición de un personaje que no tiene aun clara la linea que separa aun ser humano y una muñeca de plástico.

La películaestá construida desde la inocencia, la de un ser para el que todas las cosas son nuevas y sorprendentes, y que comienza a explorar sus emociones de manera tímida y temerosa. Pero eso no evita la aprición de un registro más sordido y desolador: la contarpartida inevitable en el descubrimiento de las emociones. Algo que empezamos a intuir desde el comienzo de la película, cuando contemplamos al hombre que limpia cuidadosamente la vagina de silicona de la muñeca, después de haberse acostado con ella.