lunes, 24 de diciembre de 2012

Sergio Corbucci y la inspiración de Tarantino: De Django a Django desencadenado


Quentin Tarantino desvelará  su próxima película Django Desencadenado este 25 de diciembre en USA (a España nos llegará un mes mas tarde). La nueva cinta del cineasta californiano es un homenaje al Spaghetti Western, aunque tratándose de Tarantino, que siempre ha preferido la copia al original, no toma como referencia tanto a Sergio Leone (el hombre a quien casi todo el mundo considera el maestro del subgénero) como a Sergio Corbucci, el otro Sergio, cuya carrera siempre estuvo a la sombra de su amigo y tocayo, y cuya apreciación parece reservada para unos pocos exploradores de la cultura popular. “Todos los directores de Western con algo que decir crearon su propia versión del oeste (…) Corbucci también lo hizo, pero su oeste fue el paisaje más violento, surreal y despiadado de cualquier director en la historia del género. Sus personajes cabalgan por un oeste brutal y sádico. Su héroes no pueden llamarse realmente héroes. En un western de cualquier otro director, serian los malvados.” Destaca Tarantino, en un artículo publicado en el New York Times que revela sus fuentes de inspiración.

Corbucci, nacido en Roma en 1926, ya era un profesional con cierta experiencia en la industria italiana cuando trabajó a la órdenes de Leone, en 1959, dirigiendo la segunda unidad de un peplum llamado Los últimos días de Pompeya, cuyo rodaje transcurrió en España. “Vi que en España había esos magníficos caballos, esos extraordinarios cañones, ese paisaje desértico que se parecía mucho a México o Texas, y más bien como yo imaginaba que serían. Así que estábamos rodando Pompeya y a menudo nos decíamos los unos a los otros ‘Espera un minuto, podríamos hacer un sorprendente western aquí, ¿no crees?’” En aquello años Corbucci era un director de encargo con una carrera bastante errática y poco destacable: comedias burlescas, películas de Totó, algún melodrama, el inevitable peplum, esto y lo otro. En 1964 llegó el éxito fulgurante de Por un puñado de dólares y las empresas de vestuario y atrezzo de Roma dejaron de fabricar sandalias y togas y se dedicaron casi en exclusiva a las botas de montar y los sombreros de cowboy. Si Corbucci puede reclamar alguna relevancia cinematográfica, es por las películas que realizó en la estela de aquel éxito: la serie de westerns que comienza con Minessota Clay en 1964 y que incluiría algunos de los títulos más famosos de la tendencia: Django en 1966, Salario para matar en 1968 y El gran silencio, del mismo año. 
Django: un extraño que arrastra un ataud.

Leone había tomado el western de bajo presupuesto que se solía rodar en Europa, a menudo como una simple imitación del cine clásico americano, y lo había convertido en otra cosa: más violento, más estilizado, preocupado más por la creación de imágenes icónicas que por la dramaturgia convencional. La mitología también era diferente. Si en el western norteamericano el drama se centra en la construcción de la sociedad a través de la violencia, en el oeste mediterráneo no hay ninguna sociedad que poner en pie, la violencia es la única ley en un territorio anárquico. Los héroes solían ser cazadores de recompensas, asesinos a sueldo que mataban por un puñado de dólares y cuya única referencia moral era disparar primero. El éxito hizo que todos los demás se vieran obligados a seguir este patrón.

El primer éxito de Corbucci, Django, encajaba perfectamente en el molde. El título hacía referencia al guitarrista belga de jazz Django Reinhardt, quien había demostrado que un europeo podía tocar con los grandes en un género genuinamente americano. Franco Nero es el solitario protagonista, un tipo que llega a un pueblo cercano a la frontera mexicana vestido de negro de los pies a la cabeza y arrastrando un viejo ataúd. El pueblo, un lugar decrépito y embarrado, es un lugar muerto, más allá de cualquier redención. El poder lo detenta un tal general Jackson, que dirige una cuadrilla racista inspirada en el Ku Klux Klan, dirigiendo su violencia contra los mexicanos. Parece ser que el sombrío Django tiene alguna cuenta pendiente con ese tipo. Tendremos que esperar a su primer enfrentamiento con Jackson y sus hombres, cubiertos con capuchas estilo Ku Klux Klan pero de color rojo,  para descubrir por qué se ha molestado en arrastrar el ataúd.   
Django  fue una película muy imitada y convirtió a Franco Nero en una estrella
 “Cuando comenzamos a rodar, el escenario principal, el pueblo con el barro, no estaba ni siquiera terminado. No teníamos guión, así que cuando interrumpimos el rodaje para las vacaciones de Navidad, El hermano del director, Bruno Corbucci, redactó un tratamiento escena por escena de lo que ocurriría hasta el final”, recuerda el protagonista, Franco Nero. Ese tipo de cosas no importaban demasiado: al fin y al cabo no se trataba de un género de películas que destacase por su coherencia argumental o desarrollo dramático. Con su escenario decrépito, su héroe de aspecto sucio y con pocos reparos ante la brutalidad, su violencia repentina y despiadada, Django se convertiría en una referencia para futuras producciones del género, no solo italianas: imposible dejar de pensar en Grupo Salvaje, que se estrenaría tres años después. La película se convirtió en un éxito fulgurante, dio lugar a todo tipo de imitaciones no oficiales y permitió a Corbucci acceder a mayores presupuestos y a repartos con rostros más conocidos.

Así, el productor Dino de Laurentiis convenció a Burt Reynolds, entonces un secundario de televisión, para protagonizar Joe el implacable, o Navajo Joe: “Nosotros seremos más grandes. Clint mató a cien personas. Tu matarás a 245. ¡Seremos dos veces más grandes!” Desgraciadamente, Reynolds y su peluca no resultaron demasiado convincentes como el indio vengador del título, y la película no tuvo el éxito proyectado. Pero no por ello dejó de ser una aceptable muestra del género. Según Tarantino: “En Navajo Joe, los cazadores de cabelleras que matan a los indios por sus cabelleras son tan salvajes como la familia Manson. Es una de las grandes películas de venganza de todos los tiempos: Burt Reynolds como el personaje de Navajo Joe es un tornado devastador. La manera en que usa su cuchillo, se lanza sobre los villanos, cae y se revuelve sobre las rocas y el barro es magnífica. He oído que casi se rompió el cuello durante el rodaje, y lo parece. Antes de que se estrenase Grupo Salvaje, Navajo Joe fue la película más violenta que nunca había llevado el logo de un estudio.”


Burt Reynolds se deshace de un enemigo en Navajo Joe  

La estructura de la película consistía en una serie de escenas de acción conectadas por un motivo argumental, en este caso el deseo de venganza. La espectacularidad de los tiroteos, asaltos a trenes y demás masacres es la razón de ser de la película; el héroe se presenta como un superhombre cuyas capacidades físicas y de manejo de armas nunca dejan lugar a dudas, sea cual sea el número de enemigos a los que se enfrente. Con ello el cine se estaba transformando. Todas estas películas, una a una, son escalones de una evolución: los personajes pasan de definirse dramáticamente a presentarse icónicamente; el género de aventuras se transforma en cine de acción. A veces parece como si los futuros héroes del cine de acción, Rambo, Terminator y demás estuviesen sentados, en la oscuridad de los cines, tomando nota detalladamente sobre la manera de saltar sobre trenes en marcha, deshacerse de un enemigo tras otro, y mantener el rostro imperturbable y el gesto lacónico.
El estilo también estaba cambiando. En estas películas Corbucci hizo propios unos recursos de puesta en escena que huían de los términos medios para desenvolverse mediante los extremos. Primeros planos y planos generales, detalles de ojos, labios, dedos cerrándose sobre el gatillo; corte a grandes extensiones de montaña o desierto donde los personajes solo son un punto o un trazo en medio de la naturaleza. El artefacto que más se ha identificado con el cine popular de la época, el zoom, se utiliza principalmente para ir de un extremo a otro, del panorama al detalle, de los cuerpos de los bandidos avanzando como manchas oscuras por el decorado a los ojos enajenados del héroe que los abate sin piedad en unos segundos. El estilo clásico, que se basaba en orquestar transiciones poco abruptas, quedaba hecho trizas por un estilo que buscaba el impacto de la manera más directa posible.   
La gramática de Corbucci oscila entre los primeros planos (La chica es amenazada)....



y los planos generales (el héroe lanza su arma) ....
...que aclaran la situación espacial y empequeñecen a los personajes.
La acción avanza a menudo mediante planos detalle...
...y el recurso al primerísimo primer plano exacerba el dramatismo. Es un estilo que se expresa mediante extremos y desecha los términos medios. (Escena de Navajo Joe)
Por otra parte, si Leone iba poco a poco revelándose como un director de estilo caligráfico, cuyas puesta en imágenes se asemejaba a una elaborada coreografía, sus émulos del western italiano siguieron su ejemplo intentando de vez en cuando algún que otro arabesco de cámara, lastrados, en ese empeño por los escasos presupuestos y la necesidad de ahorrar tiempo de rodaje. Corbucci destacó como un director imaginativo en este campo, a menudo utilizando la horizontalidad del scope para hacer entrar los dos extremos de su estilo en el mismo plano, mostrando un rostro en primer término y un tumultuoso decorado al otro lado del encuadre. Aunque su cine siempre fue más brusco, menos elaborado que el de su viejo amigo. El estilo de Corbucci tiene la tosquedad de la artesanía y el ingenio del que sabe todos los recursos del oficio.

El recorrido del zoom a menudo sirve para pasar del plano general...
...al primer plano, a menudo de manera rápida y extrema. (Escena de El Mercenario)
 Corbucci había mostrado en sus películas una debilidad por crear héroes aparentemente indestructibles para torturarlos cruelmente en el último rollo: Django termina la película con sus manos tan destrozadas que resulta dudoso que vuelva a poder disparar; la supervivencia de Navajo Joe será una incógnita al final de la cinta. En El gran Silencio, de 1968, llevará este planteamiento hasta las últimas consecuencias. “El Gran Silencio tiene uno de los finales más nihilistas de todo el western. Trintignant se enfrenta a los malos, y lo matan. Los malos ganan, matan a todo el mundo en el pueblo y se alejan cabalgando, ese es el final de la película. Es impactante aún hoy día”, según QT. En esta película, Corbucci llevó hasta el límite las constantes del género. La violencia anárquica se convierte en una pesadilla que da la vuelta a las bases fundacionales del género: en las montañas desoladas y permanente nevadas de “El gran Silencio”, es imposible que la justicia triunfe, ni que se constituya ninguna sociedad. Si Django fue el gran éxito de taquilla de su director, Silencio es su película de culto, la preferida de los críticos y especialistas. Silencio ocurre sobre la nieve. Me gustó tanto la acción en la nieve que Django Desencadenado tiene una gran sección nevada a mitad de la película”
Rambo aprendería unas cuentas lecciones de  estas películas (El Mercenario)
Después, el western italiano languideció entre la repetición ad nauseam de sus planteamientos y la autoparodia que introdujeron las películas de Terence Hill y Bud Spencer. La carrera de Sergio Corbucci volvió al anonimato en las dos décadas que restaban hasta la muerte del director en 1990. Su momento de esplendor dejó un rastro, sin embargo. Unas huellas que comenzaron a ser visibles cuando el western mediterráneo dejó de ser una forma de entretenimiento barato para los cines de tercera fila del sur de Italia y comenzó a ser un territorio explorado por los estudiosos y sobre todo, por las nuevas generaciones de cineastas, como Tarantino, para quienes resulta una influencia más poderosa que el western clásico de Hollywood. “Mientras trabajaba en un ensayo sobre como funcionaban los arquetipos de Corbucci, no era capaz de decir si Corbucci estaba pensando esas cosas cuando hacía las películas. Pero sé que yo las estoy pensando ahora. Y si hago un western, puedo ponerlas en práctica. Cuando finalmente cogí papel y lápiz para el guión, pensé ¿Qué puede llevar a los personajes a estos extremos? Pensé que el equivalente más cercano a los brutales paisajes de Corbucci sería el sur de antes de la guerra civil. Cuando descubres las reglas y las prácticas de la esclavitud, era tan violento como cualquier cosa que yo pueda hacer, y absurdo y bizarro. No te puedes creer que esté ocurriendo, lo que es la naturaleza del verdadero surrealismo”

“En Alemania tenían un complejo con Django-Reflexiona Franco Nero- Todas las películas que hacía las llamaban Django, ¿Sabes? Como mi película Como Matar a un juez, se convirtió en Django con la Mafia. ¿El cazador de tiburones se convirtió en Django contra el tiburón! Y ahora Tarantino quiere hacer una peli de Django…pues muy bien.” El Django original dio lugar a innumerables secuelas no oficiales, sin Franco Nero, a menudo sin ningún personaje que se llamase Django excepto en el título. Ahora Tarantino honra esa vieja tradición del cine de entretenimiento barato rescatando al personaje, dándole el rostro de Jamie Foxx, y llevándole a clamar venganza en el territorio de la plantaciones y la esclavitud. 

Jamie Foxx es el nuevo Django