Sin embargo, parece que en estos últimos años el compositor y el cineasta han limado asperezas, porque la película cuenta con más de una hora de música original de Morricone, en lo que supone, además, el regreso al western del músico italiano. Estos últimos meses, la pareja ha aparecido en los medios profesándose admiraciones y parabienes (al fin y al cabo, estamos en plena temporada de Oscar) y Morricone ha matizado sus valoraciones acerca de Tarantino. Con respecto al tema de la violencia, Morricone se apresura a explicar: “Voy a decir algo que le dije a Quentin la primera vez que vino a Roma a verme: Me ha impresionado, incluso perturbado la violencia de algunas de sus secuencias. Pero después de un largo proceso de meditación, me di cuenta de que aunque nos afecte el horror de la violencia, la posición de Tarantino siempre está del lado de las víctimas y de los desfavorecidos. A través de la violencia, muestra su apoyo a las víctimas.” Y en cuanto a su manera de usar la música: “En el pasado, Tarantino ha usado la música que he escrito de una manera magistral, y también la música de otros cineastas. Él es una persona que sabe cortar y montar la música. No corta la música porque la secuencia sea demasiado breve, sino que lo hace d la manera apropiada. Siempre ha mostrado un gran respeto por la música”
Tarantino y Morricone, en los estudios Abbey Road |
El proceso de creación de esta banda sonora no fue demasiado convencional. Según Tarantino: “Cuando tuvimos la primera conversación, él estaba a punto de empezar a componer para uno de sus mejores amigos, Giuseppe Tornatore. Parecía que no tenía tiempo para hacer mi película porque le dije “He terminado de rodar y necesito la música en un mes”. Pensé que ahí terminaba todo. (…) Ennio mencionó que, al leer el guión, un tema sonaba en su cabeza. Yo estaba muy intrigado por ese tema, y él no quería tarareármelo ni nada. Le pregunté como sería, y sencillamente me lo describió metafóricamente. Dijo que sería como un impulso hacia delante, algo que sugería la manera en que la diligencia se movía por el paisaje invernal, pero con un sonido ominoso que presagiaba la violencia que se acercaba. Le dije: “Eso me suena muy bien” (…) Cuando terminó de hablar, me dijo “Bueno, ya sabes que Giuseppe se toma un par de semanas para enseñarme un primer montaje, así que quizá en ese tiempo podría hacer ese tema, y darte el tema completo, con una versión para metales y una versión para cuerdas, y luego puedes hacer lo que haces normalmente, y sacarle el mejor partido a la música, pero por lo menos tu tema será original” Acepté el trato. Pero vi a Ennio la noche siguiente, cogió mi mano, y me dijo: Voy a darte más música. Diez minutos de música se convirtieron en dieciséis minutos de música, en veintidós minutos de música, en treinta y dos minutos de música. Seguía inspirado y cada vez añadía más” Además de eso, Morricone recuperó unas viejas partituras con la música que había compuesto para La cosa (1982) y que John Carpenter finalmente no incluyó en la película.
Morricone compuso su música a partir del guión traducido al italiano que Tarantino le había hecho llegar, sin ver ninguna imagen de la película y sin mostrarle al director ni una nota de la banda sonora hasta que comenzó la grabación en el célebre estudio londinense Abbey Road. De una manera parecida creó sus célebres bandas sonoras para Sergio Leone, composiciones que estaban terminadas antes de que comenzara el rodaje y que el director a veces empleaba para recrear la atmósfera durante el rodaje de una escena. En este caso, sin embargo, el músico decidió alejarse de sus trabajos más conocidos. “Para Quentin Tarantino, realmente intenté producir algo totalmente nuevo, y totalmente inesperado. Pensaba que la película merecía esa clase de impacto inesperado porque era lo apropiado para comunicar las ideas y el tema. Por eso parece tan inusual. A menudo he dicho que el objetivo de la música en una película es invocar lo que no se ve ni se dice en el diálogo. Es algo abstracto, que viene de lejos…y debe añadir algo. Debe añadir valor a la película. En esta ocasión, esa abstracción se convoca de una manera muy diferente a lo que he hecho en mi historia como compositor”
Ciertamente, Morricone demuestra su capacidad para crear orquestaciones innovadoras. Con una sonoridad dominada por el fagot, el contrafagot y la tuba, la música de Los odiosos ocho se aleja del estilo más reconocible del compositor y también de lo que podemos esperar en una banda sonora de western. Es solemne, majestuosa, épica, vibrante. Quentin Tarantino quedó desconcertado cuando la oyó por primera vez, y no supo qué hacer exactamente con ella, hasta que decidió que su carácter singular añadiría una dimensión extra a la película. “No es exactamente una música de spaguetti-western lo que ha hecho Ennio, ni yo esperaba que lo fuera. El me dejó claro que ya no estaba interesado en hacer bandas sonoras de westerns, y esa es la razón por la que me emociona que haya aceptado sentarse y hablar conmigo acerca de Los odiosos ocho. Sabía que no iba a ser una música de western. Sabía que iba a responder al dramatismo en mi historia, y francamente, me ha dado una música de película de terror, en algunos momentos una banda sonora de giallo, con una caja de música diabólica que aparece de tiempo en tiempo. Es perfecta para la película.”