Durante una pausa del trabajo en su anterior película, El secreto de Kells, el director Tomm Moore se tomó un descanso para irse de vacaciones con su familia a la costa de Irlanda. Allí, durante un paseo por la playa, su hijo se tropezó con una visión perturbadora: el cadáver de una foca mecido por las olas. Un lugareño le explicó que era algo habitual: los pescadores mataban a las focas porque las consideraban responsables de la reciente escasez de pesca. Por supuesto, esto era absurdo. Eran las técnicas industriales con las que se captura actualmente el pescado las que habían acabado con los bancos de peces. Antaño, los pescadores respetaban la vida de las focas porque entre ellas podían encontrarse selkies, esas criaturas mitológicas capaces de abandonar el mar y adoptar una figura humana de excepcional belleza. Según la leyenda, las selkies se originaban de manera sobrenatural fusionando el cuerpo de una foca con el alma de un ahogado. Para Moore, esas viejas leyendas no solo expresaban de manera simbólica la unión con la naturaleza, sino que para propósitos realmente prácticos: regular la conservación de la vida y del entorno. Así nació Song of the Sea, un intento por recuperar la leyenda de las selkies y su significado ancestral.
Para la banda sonora, Moore volvió a confiar en el francés Bruno Coulais, quien ya se había encargado de la música de El secreto de Kells. Coulais colabora con el grupo de folk Kila, con el objetivo de lograr la combinación adecuada de folclore irlandés y clasicismo. La música fue muy importante en este proyecto desde el principio. “Tuvimos sesiones con Bruno y Kila desde el primer momento. Ellos nos aportaban ideas mientras elaborábamos los storyboards. Así, la música, las imágenes y la escritura comenzaron a jugar entre ellas desde el principio. Bruno grabó a varios músicos por separado y luego los unió, algo parecido al proceso que hacemos con los fondos. Siempre me sorprendían sus composiciones definitivas, esas mezclas complejas llenas de capas de música una encima de otra. No podría haber anticipado nunca cómo iba a resultar. Una cosa genial que hizo fue utilizar la vos de Lisa Hannigan por toda la banda sonora, no solo en las canciones. Grabó su voz como cualquier otro instrumento y la utilizó como una capa más. Dio una presencia al personaje de la madre durante toda la película que yo no podría haber anticipado. Aportó verdadera riqueza a la película.”
Quizá ningún tema de la banda sonora refleja de la manera más completa esa fusión de elementos como el que se llama precisamente The Song. La niña Lucy O’Connell, que pone la voz al personaje principal, susurra el tema compuesto por Lisa Hannigan sobre la música de Coulais y Kila, cuyas capas de melodía y timbre suben y bajan como un mar capaz de pasar de la calma a la agitación. Song of the Sea se estrena hoy mismo en nuestras pantallas.