T.O: LE MERAVIGLIE DIR: ALICE ROHRWACHER INT: MARIA ALEXANDRA LUNGU, SAM LOUWYCK, ALBA ROHRWACHER, MONICA BELLUCCI. ITALIA, 2014, 110'
La familia de apicultores que protagoniza El país de las maravillas es poco convencional. El padre Wolfgang (Sam Louwyck), es alemán; la madre, Angélica (Alba Rohrwacher), italiana. Habitan una destartalada graja en la Toscana y tienen cuatro hijas. La mayor, Gelsomina (María Alexandra Lungu), tiene doce años y parece ser la persona que gobierna este caos de gritos, trifulcas y abrazos. Marinella tiene ocho años y no disfruta mucho del esfuerzo que supone mantener una granja; Luna y Caterina, muy pequeñas, corretean por el campo chillando y tropezándose con todo, convirtiendo en un juego caótico las situaciones más inapropiadas Hay otra mujer, Cocó (Sabine Timoteo), que habla a veces alemán con Wolfgang y de la que nadie nos explica que relación tiene exactamente con el resto de la familia. Más tarde aparece un muchacho alemán, Martin, que se une temporalmente a la familia dentro de un programa de acogida para jóvenes delincuentes. Martin tiene unos diez años y no dice ni una palabra en toda la película. El mundo en el que viven todos ellos es un verano de hierbas secas, tomates madurando en el huerto, noches bochornosas y baños en una cala cercana. Y las abejas, claro. Toda la vida gira en torno a la miel. Gelsomina, en concreto, se ha convertida en una experta apicultora: sabe dónde encontrar a las abejas cuando huyen de sus colmenas, cuáles son los males que les afectan, cómo quitar sus picos de la piel de su padre. Ella es esencial, sobre, todo, para tratar de controlar a sus hermanas, que amenazan con desatar el caos cada vez que aparecen en el encuadre. Este universo bullicioso parece constituir un mundo independiente para todos quienes lo forman, en parte debido al aislamiento que supone vivir en una granja alejada del resto de la civilización.
Una familia en la naturaleza |
Wolfgang es una persona con un carácter ciertamente arisco, que alza la voz con más frecuencia de lo deseable. Pero su autoridad se ve desafiada continuamente por el caos que se desarrolla a su alrededor. Su pasado queda sin mencionar, de vez en cuando deja entrever algunas ideas apocalípticas acerca de una pronta catástrofe mundial en la que la vida en la naturaleza sería la única vía de supervivencia. Gelsomina es su lugarteniente, imprescindible para controlar desorden familiar y entender a la abejas. Ella se muestra ciertamente orgullosa de su posición de hermana mayor, y se esfuerza en mantener la actitud más madura posible. Pero a sus doce años Gelsomina comienza a contemplar la posibilidad de una existencia fuera de los dominios familiares, de una autonomía propia. El desencadénate de todo eso, por improbable que parezca, es la televisión. Un equipo del programa “El país de las maravillas” acude a la zona en busca de familias locales que participen en su extravagante reality rural. Con ellos va la presentadora Milly Catena (Monica Belluci), artificial y misteriosa, con una melena de hilo blanco y un exotismo televisivo que fascina sin medida a las niñas. Para Gelsomina, tiene el embrujo de lo lejano y de lo levemente mágico, pero para Wolfgang, el programa es una burla en la que se disfraza a los lugareños con falsos trajes históricos y que exhibe unos ofensivos estereotipos sobre la vida en el campo. El programa de televisión desencadenará el conflicto entre Gelsomina y un padre al que le cuesta reconocer que su hija pueda adquirir independencia con respecto a él. Martin, el recién llegado, será un testigo mudo de este enfrentamiento, dado que Wolfgang se valdrá de él para recordarle a Gelsomina que en realidad siempre quiso tener un hijo varón.
Gelsomina (Maria Alexandra Lungo) es quien mantien el orden en la granja. |
El país de las maravillas es una película transparente y misteriosa, una detallada observación de una vida cotidiana envuelta en secretos, filtrada por las ensoñaciones de un cuento de hadas. Trata de una familia en la que los adultos han querido huir de alguna clase de pasado no especificado para perseguir una vida más sencilla, más natural, mientras que sus hijas se dejan embrujar por los destellos extraños y lejanos del mundo exterior que identifican, de alguna manera con el futuro. Un mundo exterior que aparece con el velo mágico y vulgar de un programa de la televisión italiana presentado por una divísima Mónica Bellucci. Con esta película, que confirma la buena impresión de su debut, Alice Rohrwacher se consagra como una de las nuevas presencias más esperanzadoras del cine europeo actual.