Cortometraje Documental: El hombre del paraguas (The Umbrella Man, Errol Morris, 2011, 6’)
“Durante años, he querido hacer una película sobre el asesinato de John F. Kennedy. No porque crea que pueda probar que se trató de una conspiración, o que solamente fue un asesino solitario, sino porque creo que prestando atención al asesinato podremos aprender un montón sobre la naturaleza de la investigación y de la evidencia. ¿Por qué, 48 años después la gente sigue debatiendo y enfrentándose por este caso? ¿Qué ocurre con este caso que ha dado lugar no a una solución, sino a una infinita proliferación de posibles soluciones?” Así presentaba el cineasta Errol Morris su pequeña pieza documental The Umbrella Man, realizada en 2011 para The New York Times. El cineasta norteamericano, una de las figuras más importantes del documental contemporáneo, tiene en su haber varias cintas que adoptan la forma de una investigación criminal: The Thin Blue Line, sin ir más lejos, logró sacar a su protagonista, Randall Adams, del corredor de la muerte. Pero el interés de Morris no está tanto en el resultado de la investigación como en su proceso.
El director examina la manera en que unos cuantos hechos se encadenan mediante relaciones de causa y efecto, creando una cadena de acciones provistas de sentido. Este proceso puede adoptar tintes dramáticos en una investigación criminal o judicial, en el que no están solamente en juego conceptos filosóficos abstractos acerca de la comprensión del mundo, sino la vida o el destino de algunas personas. Un asesinato sin resolver es un microcosmos en el que cada objeto o cada acción se verán desprovistos de la precisa causalidad que los encadena, separando lo relevante de lo intrascendente. De esta manera, se coinvertirán en elementos misteriosos e indescifrables, portadores de insospechadas posibilidades. Un hombre vestido de negro con un paraguas abierto, en un día soleado y caluroso, es una imagen que en sí misma no llama mucho la atención, más allá de denotar cierta excentricidad. A escasos metros se produce el crimen más famoso del siglo, un evento cuyas circunstancias serán escrutadas una y otra vez por investigadores profesionales o aficionados. Inmediatamente, la presencia de esa extraña figura requerirá una explicación, un significado. ¿Cuáles serán las relaciones entre los dos hechos, entre el hombre del paraguas y el presidente muerto a escasos metros de él?
Una vez más Errol Morris utiliza el formato de la entrevista cinematográfica de una manera muy personal. Se trata también de un retrato, en el que la manera de hablar, las expresiones faciales y los manierismos sirven para dar relieve al relato, haciéndolo inseparable de la persona que lo cuenta. En este caso, el interlocutor de Morris es Josiah Thompson, conocido como Tink, que estudió en Yale y se convirtió en un académico experto en Kierkegaad antes de dejar el mundo de la universidad para hacerse detective privado (motivado, según Morris, por su obsesivo interés en las complejidades de la vida). Thompson se convirtió, además, en un persistente investigador del célebre magnicidio estadounidense, contribuyendo con su libro “6 segundos en Dallas”, un minuciosos análisis de la película Zapruder, la grabación doméstica en la que un comerciante de ropa femenina llamado Abraham Zapruder registró el asesinato de Kennedy. Uno de los actores secundarios de esa famosa película es el hombre del paraguas.