Dir: Sean Durkin
Int: Elizabeth Olsen, John Hawkes, Sarah Paulson, Hugh Dancy, Brady Corbet
EEUU, 2011, 102'
“Es difícil encontrar tu lugar dentro de una familia”, le dicen a menudo a Martha (Elizabeth Olsen, hermana menor de las famosas gemelas Olsen), una joven que busca refugio en una extraña comunidad refugiada en una granja de los montes Catskills. Martha es una más de las almas perdidas que se acogen bajo la protección de Patrick (John Hawkes), un líder que combina la amenaza y la ternura para extender su influencia sobre esta comunidad utópica. A Martha le atrae vivir en contacto con la naturaleza y el sentimiento de hermandad que encuentra en la granja, pero tendrá que adecuarse a las nuevas reglas: compartir la ropa con el resto del grupo, repartirse las tareas. Una noche se despierta mientras Patrick la viola: una de sus compañeras le explicará que ha sido una de las experiencias más importantes de su vida, un ritual de iniciación. Algo después, la joven le dará la misma explicación a otra recién llegada: es otro de los paso que debe cumplir para convertirse en Marcy May, el nuevo nombre que le ha dado Patrick.
Pero esa no es la única familia a
la que la protagonista tendrá que adaptarse. Martha huirá del grupo para buscar
refugio en casa de su hermana Lucy, una enorme residencia veraniega junto a un
lago de Connecticut donde pasa las vacaciones con su marido, arquitecto. Su desprogramación de la
secta será dura, y los recuerdos de su experiencia invadirán su nuevo espacio,
a veces haciendo haciéndole dudar de donde se encuentra, o de quien es: Martha
o Marcy May. Sorprenderá a sus huéspedes bañándose desnuda en el lago, o
irrumpiendo en su habitación mientras hacen el amor. Para Martha, la
experiencia no será una vuelta a la normalidad, sino otro lugar al que
adaptarse, descubrir sus reglas, encontrar su lugar.
John Hawkes se está convirtiendo en un secundario imprescindible. |
La secta de la que forma parte la
protagonista esta basado en la familia Manson; su líder, Patrick tiene
costumbres parecidas a uno de los criminales más famosos del siglo pasado:
Charles Manson. Como a Patrick, a Manson le gustaba poner nuevos nombres a sus
acólitos, mantenía relaciones sexuales con casi todas las mujeres que formaban
parte de su culto y animaban a sus miembros a practicar sexo comunal. Además,
también era aficionado a los asaltos
nocturnos en casa de gente adinerada, lo que acaba dando lugar a escenas
violentas. El Patrick que interpreta John Hawkes en un personaje carismático
que sabe explotar las debilidades de sus protegidos: “Eres una chica a la que
han abandonado a menudo”, le dice a Martha, ofreciéndole protección a cambio de
sumisión, un mundo que la acoja a cambio de su fidelidad completa. Hawkes lo
interpreta de manera sibilina y discreta, no como alguien que imponga con su
presencia, sino más bien manteniéndose como una presencia vigilante al fondo.
Elizabeth Olsen, una nueva actriz a tener en cuenta |
Elizabeth Olsen ha sido el
descubrimiento de la película, y aporta a su personaje una frescura y una
inocencia que provocan empatía, a pesar de que tengamos algunas sospechas sobre
su salud mental. Sin la luminosidad de su rostro la película sería mucho más
oscura, perdería su principal punto de referencia, ya que los cineastas se
esfuerzan por lograr el tono más neutro posible. Está rodada con esa sobriedad
y eficacia heredada de la ficción televisiva que se ha convertido en una nueva
forma de clasicismo, y si le falta algo de soltura hay que recordar que se
trata de una ópera prima. Sean Durkin convierte la película en una observación
del comportamiento de su personaje, sin que se llegue a definir como una cinta
de suspense o de terror, a pesar de que están presentes elementos de ambos
géneros.
Aunque las similitudes que la
película muestra entre la socialización en una secta y en una familia adinerada
puedan entenderse como un ejercicio de crítica social, en realidad la película
es una exploración subjetiva sobre los mecanismos de la identidad. En ese
sentido, forma parte de una tendencia muy actual, que explora las dificultades
de integración social en un entorno cada vez más individualista, más atomizado.
Películas como “Melancolía”, de Lars Von Trier, “Canino”, de Yorgos Lanthimos,
“Shame”, de Steve Mcqueen, o incluso “Take Shelter”, de Jeff Nichols,
protagonizadas por personajes increíblemente confusos sobre el lugar que ocupan
en el mundo.