El cineasta chino Jia Zhangke presentó el pasado enero su cortometraje documental Smog Journeys (que podemos traducir como “Los viajes de la bruma”). Fue realizado por encargo de Greenpeace East Asia con el fin de alertar acerca del problema de la contaminación atmosférica que sufren especialmente las zonas más industrializadas de China. “Quería hacer una película que ilustrara a la gente, no que la asustara. –Explica el director- El tema de la contaminación es algo que todos los ciudadanos del país necesitamos afrontar, comprender y resolver en los próximos años.”
La contaminación es un tema que no le resulta indiferente al director de Un toque de violencia, puesto que es originario de Shanxi, una región minera que presenta uno de los mayores índices de polución de toda China. El propio padre del realizador murió de cáncer de pulmón. “Comencé a darme cuenta del tema de la polución ya en lo años noventa, pero entonces no se hablaba de ello. Simplemente, notaba que el aire era terrible, con polvo flotando por todas partes, haciendo la vida diaria de todo el mundo realmente difícil. Después, me fui a vivir a Beijing. Allí, la contaminación se ha convertido en un tema importante en la vida de la gente, sobre todo en invierno”.
Para enfocar el tema, Jia presenta dos entornos muy diferentes a través de dos familias que pertenecen a estratos sociales muy distintas. Por una parte, la familia de un minero de la provincia de Hebei; por el otro, la de un diseñador gráfico en Beijing. La idea es mostrar cómo el problema de la polución afecta a todo el mundo en China, sin importar su clase social o su lugar de residencia. El director se tomó en serio el proyecto y realizó los mismos preparativos que lleva a cabo para cualquier largometraje: una concienzuda labor de investigación y de búsqueda de localizaciones. “Durante el rodaje, lo que más me fascinaba y me sorprendía era el hecho de que incluso en los días en que la contaminación era más espesa, la gente seguía viviendo sus vidas como de costumbre”
Smog Journeys muestra la mayores virtudes del cine de Jia: su capacidad para situar a las figuras humanas en unos paisajes cuya escala les supera por completo. El director encuentra poesía y absurdo en los elementos más cotidianos, en este caso, en la convivencia diaria con un fenómeno tan destructivo como la contaminación del aire.